LOS PRIMEROS TIEMPOS DE LA RADIO EN TANDIL:
Le corresponde al siglo XX la radioelectricidad. Basta decir esto, para dar una idea de su novedad y del veloz desarrollo que ha tenido esta maravilla de la ciencia.
En 1919 se difundió una experiencia concreta que despertó gran interés: consistía en haber transmitido un mensaje desde Washington a Nueva Brunswick, retransmitido desde allí por radio al Presidente Wilson, que se hallaba en el Atlántico a bordo del buque “George Washington” de la armada americana.
Pronto de conocerse ésto, que fue vivamente comentado, el interés se convirtió en afán de conocer la base teórica y la forma práctica de esa novedad, a la que se le dio enorme trascendencia y se le asignó gran importancia.
Pero no ocurrió como con otros inventos o descubrimientos, que son los institutos oficiales, los que enseñaron y difundieron este conocimiento. No fue el gobierno sino el pueblo que directamente estudió e hizo experiencias a su costa, poniendo a prueba su inteligencia y sus recursos. Por todas partes surgía no solo la preocupación sino la experimentación práctica, las pequeñas estaciones, algunas a galena, otras con lámparas primitivas; se constituyeron asociaciones para promover la enseñanza y la práctica de las comunicaciones radioeléctricas; se instalaron talleres y a paso de gigante, avanzó esta maravilla.
En el año 1922 llegaron receptores y transmisores a nuestro país y casi simultáneamente se empezó aquí a producirlos y a mejorar la producción. El Diario NUEVA ERA de Tandil adquirió un equipo de fabricación del Sr. Martínez Seeber y con él se instaló una emisora en el mismo edificio del diario. Hasta entonces sólo el Radio Club de Uruguay y el Radio Club Argentino habían dado breves propalaciones de información. NUEVA ERA de Tandil fue el primer diario argentino que organizó y dio noticiosos por radio, bajo la dirección del técnico Don Martín Persson.
Se formó y constituyó la asociación “Radio Club de Tandil”, núcleo promotor, como en tantos otros puntos del país. La Comisión Directiva compuesta de: José A. Cabral, Juan Aquilano, Nemesio Eguinea, Luis C. Lunghi, Victorio H. Malberti, A. Walter Pérez, Héctor Soulá, Alfonso Lützselschwab, Alfredo Penacchi, Juan Matthew, Alfredo De Vecchi y Carlos P. Chiclana cumplió su objeto de promover el estudio y la experimentación, alentando el progreso de la radiotelefonía, aún cuando fue corta su existencia. De este núcleo surgieron y se destacaron a poco andar: Don Félix Albani, gerente entonces de la usina local de la Compañía de Electricidad del Sud Argentino; Don Héctor Soulá, empleado y telegrafista del Ferro Carril del Sud, cuya inteligencia y asiduidad obtuvo resultados no solo maravillosos sino honrosos para nuestro país; Don Martín Persson y Hermanos, que fueron verdaderos técnicos en todos los aspectos de la radioelectricidad; el señor Norberto Sarlangue; Leonardo Parissi y muchos otros que entonces instalaron sus modestas estaciones de recepción y transmisión, estableciendo comunicaciones con otros “amateurs” de la radio.

La broadcasting del diario Nueva Era, cuyo indicativo era DC4, que le fue reconocida después cuando apareció la reglamentación oficial y los consabidos impuestos, prestó desde su instalación, en agosto de 1922, grandes servicios a esta zona, con la propalación de un informativo diario. Por la estación radioeléctrica conocían los vecinos de la campaña, todo lo que ocurría en la ciudad, así como las noticias más importantes del universo, y el 10 de julio de 1923, se comenzó a recibir y publicar la información de los mercados, que era propalada por radio desde la Capital Federal.

La radiotelefonía era ya aplicada y obligatoria en todos los barcos no solo de cabotaje, sino de ultramar, para poder transmitir cualquier emergencia o situación peligrosa y solicitar auxilio. Y también la radiotelefonía era uno de los grandes recursos para las comunicaciones generales.
En el avance maravilloso de la radioelectricidad tiene Tandil una colocación prominente. No solo hubo aquí verdadero empeño por vencer todas las dificultades, sino que nuestros amateurs pusieron a contribución, en tiempo, esfuerzos y recursos, cuanto estuvo a su alcance, con un afán de estudio y con inteligencia que no ha sido superada en otras partes.
Instalada en calle Garibaldi 1048.
Inició sus actividades el 13 de diciembre de 1926, con la característica REN8 y con un equipo transmisor Hartley inductivo con válvulas Phillips TB04/10 , obra del técnico Don Martín Persson, que desarrollaba una potencia de 10 a 15 watts y un receptor Perry-O’Briggs de dos válvulas.
No obstante, la modestia del equipo obtuvo con él alcances superiores, pues sus señales llegaron a Sudáfrica el día 22 de diciembre de 1926 estableciendo comunicación con la estación A4L en 33 metros, y el 18 de febrero de 1927 logró comunicarse con los cinco continentes actuando siempre en telegrafía.
Los éxitos obtenidos con tan precarios medios se lograron también en radiotelefonía, en banda de 50 metros, tanto que en poco tiempo era la estación del Sr. Soulá conocida en todas partes del mundo.
Son muchos los premios obtenidos y en algunos casos superó al gran radioaficionado de nuestro país Don Carlos Braggio. El detalle es: Diploma de Honor del Radio Club Argentino (1928), Diploma WAC de la ARRL (1929), Copa y Diploma “Fortunato del Río” (1932), Copa y Diploma “Carlos Braggio” (1932, 1937, 1938 y 1939), Diploma de Honor del Radio Club Argentino (1937 en telefonía), Diploma WAC de la ARRL (1937 en telefonía), Diploma A1 de la ARRL (1938) por excelente operador telegráfico, Diploma WAS de la ARRL (1940), Diploma DXCC de la ARRL (1940 y fue el primero en obtener este diploma en Sudamérica) y muchos otros diplomas internacionales. La estación logró documentar alrededor de 5000 comunicados y entre ellas se constituyeron anécdotas como las siguientes: en 1929 ubicó al radioaficionado 15RA de Moscú, Sr. M.N.Palkine a quien el Radio Club Argentino deseaba enviarle una medalla de oro por haber localizado el llamado del dirigible “Italia” en el Polo Norte y que gracias a su aviso fue salvado por las autoridades soviéticas, en 1937 una expedición rusa saltó en paracaídas sobre el Polo Norte para explorar una ruta aérea a Estados Unidos con quien contactaba diariamente a la hora 20 aproximadamente (la estación era UX1CR) hasta que fue rescatada, contactó reiteradamente con una expedición norteamericana en el Polo Sur (KC4USF) a quien casualmente luego conoció en forma personal en Buenos Aires, comunicó varias veces con el Príncipe Vahn San (FR8VX) de la isla Reunión (posesión francesa en el Océano Indico) quien le envió cordialmente la tarjeta y su retrato.
Don Héctor Soulá y su estación de radio.
Este radioaficionado comenzó sus experiencias en 1922, cuando residía en Chivilcoy, allí escuchaba telegrafía y alguna transmisión en radiotelefonía. Muchos de los elementos indispensables había que fabricarlos por sí mismo: bobinas de cartón con hilo de campanillas, condensadores fabricados con chapas de zinc, etc., válvulas solo había la 201 y las famosas francesas de 5 volts, cuyos filamentos se alimentaban con acumuladores, la corriente de placa y de reja o grilla se obtenían de pilas secas.
Las transmisiones de entonces venían de una broadcasting que tenía oficinas en la Avenida de Mayo de la Capital Federal, que pertenecía a Radio Corporation y de la estación Radio Cultura instalada por el Ing. Del Ponte con un transmisor de 500 watts.
Había pocos radioaficionados en esos tiempos, decía el Dr. Martí, por la dificultad de conseguir elementos, pero poco a poco esos elementos fueron llegando de Norte América.
Poco después se instalaron dos fábricas argentinas de aparatos de radiotelefonía: la Pekan y la Ciara, que llegó a tener mucha fama entre los radioaficionados, ya que sus dueños, los hermanos Gunther además de fabricar receptores y transmisores eran técnicos que estaban a disposición de los aficionados, tal como el Capitán de Navío Orlandini, jefe de radiocomunicaciones, que contribuyeron mucho al desarrollo de la radio.
El Dr. Martí fue un gran pionero de la radio que llevó adelante importantes experiencias y logró grandes éxitos. Cuando se inició en Chivilcoy no tenía otra característica que el Nº669 que le correspondía como socio del Radio Club Argentino. Luego el Ministerio de Marina le otorgó las letras EC5. Las transmisiones las hacía en 250 metros de longitud de onda, con lo que a menudo interferían a las dos broadcasting que estaban en 500 metros. Contaba que recibían llamados telefónicos pidiéndoles que no molestaran.
Las autoridades fueron reduciendo el metraje de onda, los mandaron a 150 metros, después al “sótano” como le decían a 40, 20 y 10, y por último a 5 metros. Puede decirse que el estudio de las ondas lo hacía el gobierno, a costa de la paciencia y recursos de los aficionados. Fueron éstos los que descubrieron que las ondas más bajas tenían mayor alcance y más seguridad; con insignificantes aparatos los aficionados consiguieron alcances que no podía obtener el gobierno con estaciones potentes.
El Dr. Martí contaba que había usado todo tipo de receptores y había construído transmisores Hartley, Meisnner, oscilador maestro y oscilador maestro controlado a cristal, siempre cumpliendo las disposiciones de la dirección de Radiocomunicaciones.
“… – Grande ha sido la tarea, exigió consagración, verdadera paciencia y muchos recursos, pero por fin sentimos la emoción de oír y ser oídos a largas distancias, pues cuando se transmitía en onda larga, llegar a más de 2500 kilómetros en telefonía más que un éxito era una hazaña -…”
En el año 1924 cinco amigos entre los que estaba el Dr. Martí fundaron la Rueda del Oeste que se encontraban todas las noches con sus conversaciones sobre distintas experiencias.
Fue cuando se radicó en Tandil en el año 1932 que levantó su estación 2EE, que antes pertenecía a Don Martín Persson, con un transmisor de 2000 volts y 400 watts en antena. La estación estaba instalada en su domicilio de Sarmiento 976.
En 1937 logró su primera comunicación con Europa. Al año siguiente tenía los cinco continentes comunicados en telefonía lo que le valió diploma de honor y medalla de plata.
Dr. Antonio Martí y Mas, cuya señal distintiva LU2EE
pertenece ahora al RADIO CLUB TANDIL
Fue instalada en 1933 en su domicilio de España 744, modestamente con poca potencia. Luego a medida que fue dominando dificultades fue modificando y cambiando transmisores de distintas potencias hasta llegar a sus 400 watts con la que logró verdaderos éxitos: toda América, Europa, Africa, Asia y Oceanía, es decir los cinco continentes. En su estación se podían ver tarjetas de Port Elizabeth, South Africa, Los Angeles (California), S.Ostrava (Czechocolovakia), Nueva Zelandia, Tokio, etc.
Don Victoriano Fernández, primer presidente del RADIO CLUB TANDIL
LU9DR de Hilario Seco, LU5DA del Dr. Fernando Tintoré (en María Ignacia-Vela), LU9DO de Antonio Andión, LU8DAA de Enrique Pángaro.
LA FUNDACION DEL RADIO CLUB TANDIL
El 20 de agosto de 1922 se constituyó en reunión que tuvo lugar en el Palacio Municipal el Radio Club Tandilense, donde se realizaron experiencias demostrativas con un transmisor colocado por los radioaficionados Norberto Sarlangue y la colaboración de Enrique Castagnino. Vencidas algunas dificultades por el técnico Horacio Martínez Seeber se estableció contacto con la redacción del diario NUEVA ERA donde Antonio W. Pérez saludó y auguró el mayor de los éxitos en la formación de la nueva asociación. Luego se recibían despachos de Montevideo, Dársena Norte, Puerto Militar, acorazado Moreno y estaciones de radio de Chile.
La comisión provisoria de la entidad quedó formada por: Ingeniero Félix Albani como presidente, Luis C. Lunghi vicepresidente, secretario Antonio W. Pérez, pro-secretario Héctor Soulá, tesorero Victorio H. Malverdi y protesorero Nemesio Eguinoa. Los vocales eran Alfredo Pennachi, Alberto De Vecchi, Alfonso Lützselschwab, Juan Matthew, Ingeniero Mauricio Baumann, Dante Turchi, Juan Aquilano y Carlos S.P.Chiclana. Se fijó en 5 pesos la cuota de ingreso y 1 peso mensual para los adherentes. La secretaría provisoria funcionaba en Chacabuco 474. La entidad tuvo corta duración.
Resurgió luego con nuevos bríos y la aparición de otros radioaficionados, la nueva entidad quedó constituída por Don José A. Cabral como presidente.
En 1940 otra vez se fundaba un nuevo Radio Club, esta vez presidido por Hilario Seco (LU9DR) y lo acompañaban entre otros Miguel Colombo, Ernesto Reclusa, Manuel y Enrique Pángaro y Ambrosio Rosanigo.
Nuevamente tuvo altibajos su desenvolvimiento hasta que el 29 de agosto de 1958 se constituyó definitivamente el Radio Club Tandil. Fue elegido presidente Don Victoriano Fernández, vicepresidente Atilio Abálsamo, secretario Basilio Macaroff, prosecretario Reynaldo Ferraro, tesorero Luis Abelardo Sánchez y protesorero Víctor Roldán. Vocales eran Raúl García y Francisco Espinar y revisores de cuentas Ernesto Reclusa y Francisco Caliyuri.

Desde entonces funcionamos como asociación sin fines de lucro y al servicio de los radioaficionados de la zona.
LU2EE Radio Club Tandil.